QUIERO LEER UNA ENTRADA AL AZAR

27 mar 2010

La Saeta: arte y pasión de la Semana Santa española

¿Quién me presta una escalera para subir al madero, para quitarle los clavos a Jesús el Nazareno?


Cuando oigo este cantar siento una especie de escalofrío que me recorre de los pies a la cabeza. Creo que no soy la única: a todos los presentes que estaban ayer en la Iglesia de Nuestra Señora de las Victorias les debió de suceder algo parecido. De todos los cantes flamencos, la saeta es seguramente la que más emoción transmite, es pasión en esencia, la pasión del pueblo gitano y la pasión del Cristo en la Cruz, pasiones que se dan la mano y se hacen poesía y canción.


Las saetas, que en su origen eran un rezo, una petición dirigida a la Virgen o a Jesús de concesión de una gracia, se han ido transformando de tal modo que, aunque en su origen no tuviesen melodía, con el tiempo se han convertido en uno de los cantes andaluces más bellos. Seguramente muchos las hemos oído cantadas, como un acto espontáneo, desde los balcones andaluces cuando se acercan los pasos con las figuras del Cristo o la Virgen. Aquí estamos muy lejos de Sevilla y sus famosos pasos de Semana Santa, pero ayer los vecinos de Tetuán tuvimos el privilegio de poder escuchar saetas en vivo gracias en la voz de tres grandes del cante: Mª del Mar Fernández, Laura Vital y Rafael de Utrera. Al órgano: Mariano Díaz.
 
Yo había visto saetas en la televisión, pero esta era la primera vez que las escuchaba en vivo y se lo debo a Carmen, la vecina más generosa que he conocido desde que vivo en Tetuán. Carmen es cordobesa y ha pasado más de la mitad de su vida en el barrio. Fue ella quien me propuso que no me perdiera este arte de la saeta. Debo decir que, a pesar de estar sacadas fuera de su habitual contexto, lo que vi y oí ayer fue una experiencia única. Pena que no tengamos pasos procesionales en Tetuán.


Si quieres más información de la Iglesia de Nuestra Señora de las Victorias de Tetuán, con fotos y direcciones, pincha AQUI. Desgraciadamente, no me permitieron grabar, así que todo lo que os puedo dejar es una fotografía, que no le hace justicia a la experiencia (puedes pinchar sobre ella para verla más grande).


Saetas en Tetuán. Foto: BeaBurgos

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Tengo que confesar que de chiquito, nunca entendi por que los dicipulos no rescataron a Jesus. Tanto lamento por el sacrificio cuando una escalera y una tenazas hubieran bastado.

Peter dijo...

Yo sigo pensando que la cruz no debería ser el simbolo del cristianismo, porque de toda la vida y obra de Jesus, se quedan con el momento en el que se muere. Y si en vez de crucificado hubiese muerto en la guillotina? o en la silla electrica? el simbolo del cristianismo ¿sería una cabeza cortada? o una horca? creo que hay momentos "mejores" en los que Jesus de Nazaret tendría mucho mejor aspecto....

Quizás la gente no entra ya en las iglesias por el miedo que dan las esculturas de crucificados, atravesados por flechas, asados en parrillas.....

Mas imágenes de vida y menos de muerte.

Unknown dijo...

Jajaja... me han encantado estos dos comentarios. Tengo que reconocer que coincido con vosotros. De pequeña lo pasaba fatal cuando veía a Jesús crucificado y no entendía la Semana Santa. Ni siquiera de mayor me ha gustado. Me ha costado mucho entender tanto duelo y tristeza. El otro día fue la primera vez que oí saetas y me impresionó, no pude evitar escribirlo. Aún así, he tenido que hacerme adulta para comprender estas manifestaciones. Coincido con Peter en que no estaría mal poner más imágenes de vida y menos de muerte. La gente hoy no tiene por ídolos a los mártires y quizás por eso se explica que las iglesias estén llenas de gente mayor. Tetuán es un claro ejemplo de ello. Gracias a los dos comentaristas!