Gigi me cuenta con pasión la historia de la fábrica y me enseña fotografías originales en blanco y negro para que vea los comienzos de este negocio familiar. Su actual dueño, José Ángel, es la tercera generación. Sus abuelos, José y Pepina, se mudaron para Madrid en la posguerra desde su Valencia natal trayendo en la maleta como única riqueza el arte de extraerle el jugo a esos diminutos tubérculos.
En un principio su negocio era un pequeño kiosko en Cuatro Caminos, hasta que el año 1947 se trasladaron a Villaamil, donde se encuentran todavía hoy en día. Además de horchata hacen la tradicional agua de cebada (que ya se está perdiendo en Madrid), leche merengada y granizado de limón y helados artesanales. También venden los tradicionales fartons de Alboraya que se mojan en la horchata.
No puedes dejar que llegue el otoño sin pasarte por la horchatería. Abren sólo de abril a finales de octubre ¿por qué? Su elaboración es tan artesanal y el producto tan delicado que una vez preparada se puede mantener tan sólo durante 48 horas. Así las cosas, no sería rentable mantener el negocio en el invierno cuando lo que los madrileños buscamos es un buen chocolate con churros. Por suerte para nosotros, tienen un horario bastante extendido: de 11 de la mañana a 10:30 de la noche ininterrumpidamente.
Un consejo: La horchata se puede tomar en el local o comprar por litros para llevar. Si quieres impresionar a tus amigos en una fiesta, llévales horchata de la Fábrica de siempre que además te la venden en unos contenedores super originales. .
Fotos: Fotos antiguas pertenecientes a la familia González, dueños de la horchatería e interior del local.
Fotos: BeaBurgos
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