Demolición

Cada vez que paseo por el barrio y veo que este, o aquel o ese otro ya no está se me hace un nudo en la garganta. Esta vez han actuado con nocturnidad y alevosía: durante el mes de agosto, cuando huimos de Madrid porque con este calor sólo sobreviven las cucarachas y los bravos de corazón.

Miguel, un vecino de Tetuán,  me había enviado hace unos días una fotografía, pero yo no la había asociado todavía al solar vacío donde antes se alzaba una casa de ladrillo, de esas tan características de Tetuán. Cuando he vuelto de vacaciones y he pasado por delante de ella la realidad ha sido más cruel de lo que aquella fotografía mostraba. Ya no era sólo una imagen plana, ahora, frente al solar, yo no veía polvo y máquinas, sino la hermosa casa popular de mis recuerdos.

Sobre las ventanas tenía unas rejas que cubrían un arco de medio punto. Me parecían únicas. Cada vez que pasaba por delante me decía a mí misma cuánto me recordaban a los edificios de principios del XIX que se encuentran por la zona de Cádiz-Puerto de Santa María-Sanlúcar de Barrameda o en la misma Habana. La gran diferencia es que en Madrid, en el barrio popular de Tetuán, las ventanas estaban exentas de nobleza y alcurnia y en cambio habían sido recubiertas por una pátina de polvo y antigüedad con regusto a pueblo.

Esa manzana descolorida justo en frente de un viejo bar ya cerrado (bar con el castizo nombre de "Bar Madrid", ¿para qué darle más vueltas?) era una de mis favoritas en el barrio. He tenido que tragar saliva para que no se me saltaran las lágrimas... Alguien pasa por delante y piensa en alto: "Sería lindo que ahora ahí hicieran una placita". Yo afirmo para mis adentros: sí, sería lindo. Soñar no cuesta dinero.

Demolición en cruce de calles Villaamil, Gloxinia y Paseo de la Dirección.

Foto: Miguel Díaz para El Blog de Tetuán