Halloween, esa tradición anglosajona que hasta hace unos años nadie celebraba en Madrid, llegó para quedarse. Este año, además, al coincidir el 31 en domingo, las celebraciones de Halloween se han extendido a lo largo de todo el fin de semana y en Tetuán el ambiente se notaba en cada esquina. De hecho, al poco de salir de casa me encuentro en Bravo Murillo, a la alutra de Estrecho, con este grupo de jovencitos vestidos para una fiesta:
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Halloweeneros en Tetuán. Foto: BeaBurgos |
Armada de valor, accedí a ejercer de tía y llevar a mis sobrinos al VIII Salón del Chocolate, que se celebra cada año en el centro comercial Moda Shopping (si no me equivoco, el único que existe en el Distrito de Tetuán). El tema de este año era Halloween y a lo largo de sus puestos, el color naranja, las calabazas y los niños disfrazados de brujas y dráculas me hacen pensar que en unos años esta tradición será extensiva. Los maestros chocolateros le dedican a Halloween sus terroríficas esculturas de chocolate, lo mejor del Salón y lo que causa más sensación entre los asistentes. Ninguno se va sin tomarse una foto aquí:
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Cementerio de chocolate en el VIII Salón del Chocolate. Foto: BeaBurgos | |
Con todo, lo más terrorífico que me sucedió en el contexto de una tarde dedicada al terror no fueron los disfraces de los adolescentes ni los niños gritones con la cara manchada de chocolate del Moda Shopping, sino lo que me encontré al abandonar a mi familia. Me dirigí en primer lugar al Hotel Madrid, el hotel okupado la noche del 15 de octubre. Quería ponerme al día sobre los trabajos, las asambleas y la organización de lo que se está convirtiendo poco a poco en un nuevo centro social.
Cuando me encontraba en el tercer piso, un hombre de unos 60 años me pregunta por la comisión de cultura. Está repartiendo unas hojas y me ofrece como regalo sus poemas. Cuando abro el papel esperando encontrarme un poema de amor, lo que me encuentro se me antoja lo más horroroso del día:
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Poesía Himno de España en Hotel Madrid. Foto: BeaBurgos |
La noche no podía ponerse peor, pensé, a medida que abandonaba el hotel, pero estaba bastante equivocada. Para que mi Halloween fuera completo aún faltaba acercarme al infierno. Alguien en el metro me lo puso fácil con esta camiseta:
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"Your mother sucks cocks in hell", reza esta camiseta. Foto: BeaBurgos |
Leerlo no es tan terrorífico como dibujarlo en tu mente. Os invito a hacerlo, tal como yo hice ayer en el metro, y entonces entenderéis que sí, Madrid ya respira esa fiesta infernal llamada Halloween.
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