QUIERO LEER UNA ENTRADA AL AZAR

22 sept 2010

Una noche en el Teatro Circo Price

Si todavía no lo habéis hecho, acudir a cualquiera de los espectáculos circenses del Teatro Circo Price debería estar en vuestro top ten de las cosas que hacer en Madrid, así que hoy, en esta sección de "Escaparse de Tetuán" os quiero contar sobre el proyecto CRECE (siglas que significan "Creación de Circo Contemporáneo") que, como en las otras ocasiones en que he acudido al Price, me ha dejado fascinada.

¿Qué vais a ver en él? Un grupo formado por 15 artistas emergentes procedentes de Australia, Suecia, España o Bulgaria que estudiaron en diversas escuelas superiores de circo de todo el mundo. El proyecto, bajo la dirección de Rob Tannion, viene de la mano del Teatro Circo Price y la Escuela de Circo Carampa y parte de la inquietud de crear un espectáculo donde se aúnen diversas artes escénicas con las más tradicionales del circo.

La puesta en escena es el resultado de conjugar danza y teatro con acrobacias, malabares, trapecio, cuerda, contorsión, etc. reinterpretados para dar cabida a una reflexión sobre la vida, su rutina, su devenir. El grupo tiene un cierto aire de novel en la factura de algunos números y en la distribución del espacio en pista, aunque logran subsanarlos con la arriesgada creatividad que les imponen a sus elementos.

Lo mejor: Los toques de humor que incorpora un reinventado clown-malabarista (Jordi Querol); el alegato en contra de la violencia de género, que nos demuestra que el circo también puede servir para hacernos pensar; el violinista de la "finale" que nos atrapa entre sus cuerdas mientras interpreta un solo sobre la cuerda floja (Alexander Weibel). ¡Simplemente genial!

Lo peor: La música, con un aire triste, en ocasiones falta de emotividad (excepto cuando una batería entra con fuerza para romper el ritmo), el decorado (totalmente exento, puede ser la idea original, pero el resultado es un tanto insípido) y las luces (el abuso de los tonos azules combinados con la música nos alejan demasiado de esa dosis de alegría esencial en el circo).

El violinista sobre la cuerda floja. Foto: BeaBurgos

4 comentarios:

Jaime dijo...

No podría estar más de acuerdo con que si no has estado en el Teatro Circo Price, deberías ponerlo en tu lista de prioridades porque solamente verlo por dentro merece la pena.

Completamente de acuerdo con que el último número (del violinista sobre la cuerda) y el del Clown psicofrenético son muy buenos. Había tantos números que nos gustaron que sería complicado elegir uno favorito.

En cuanto al tema de la iluminación y la música, estamos algo más en desacuerdo. Lo que más me gusta en realidad es el hecho de alejarse del circo, de convertirse en otra forma artística con sus propias convenciones. Algunos de los números más "tristes", fueron los que más me gustaron por las sensaciones que me provocaron.

En lo que no estamos en desacuerdo es que hay que ir a verlo, porque merece mucho la pena.

Un abrazo,

EMNM dijo...

Jordi Querol es un crak! me gustó mucho

¡Muehhh! otra vez nos cruzamos ayer, vi tu mensaje cuando estaba en el Price, ainnns, luego te paso mi teléfono y así la próxima no hay excusa

Besos y todos al Price!

Unknown dijo...

Muchas gracias por tu comentario, Jaime. Realmente es difícil quedarte con lo mejor y lo peor, pero como suelo hacer así las críticas para tratar de ser objetiva, me tengo que quedar con algo. El trabajo de los artistas es realmente espectacular, pero las luces no ayudaban a verlos bien (incluso, en uno de los números había un foco dirigido directamente al público y los cegaba. Pude ver que toda la gente de esa zona miró hacia un lado o se puso una revista en la cara porque el foco los cegaba hasta volverse insoportable, así que ni vieron el número - yo entre ellos). En cuanto a la música, al comienzo salí al baño y me encontré con dos señoras en el pasillo porque decían que la música estaba tan alta que no querían entrar porque las dejaba sordas. Luego, la música suele servir para destacar ciertos aspectos del espectáculo y en este caso parecía más bien que los artistas tenían que acompañar o interpretar la música. Cierto: es un punto de vista diferente, y realmente lo que lo hace creativo es que se aleja del circo clásico, pero al fin y al cabo, por muy novedoso que sea, cuando alguien paga para ir al circo en esencia quiere ver circo. Para mí esto es lo que más mérito tiene y siempre aplaudo y escribo sobre el Teatro Circo Price por su apuesta por este género de espectáculo.

Unknown dijo...

Matritensis... otra vez nos cruzamos, no me lo puedo creer. Jordi Querol realmente me hizo reír. En general el espectáculo me gustó mucho, aunque el de "Le 7 doigts de la main" me gustó aún más. Un abrazo!